jueves, 22 de octubre de 2009
martes, 8 de abril de 2008
viernes, 21 de marzo de 2008
El último Sàbado de mis 25 es, al mismo tiempo, el día en me mudo sola por primera vez.
En este momento, falta una hora y media para tener mis veintiseis.
Suena lindo cumplir en semana santa, santísima, que al mismo tiempo son ms vacaciones.
Suena lindo renaer en semana santa, y volver a casita renacida.
Próximamente, el diario de mi mudanza.
En este momento, falta una hora y media para tener mis veintiseis.
Suena lindo cumplir en semana santa, santísima, que al mismo tiempo son ms vacaciones.
Suena lindo renaer en semana santa, y volver a casita renacida.
Próximamente, el diario de mi mudanza.
miércoles, 27 de febrero de 2008
Un eco idiota repite todo lo que me pasa.
Y lo afirmo en mi cabeza.
Como un sostén. Una canción paracaídas.
Cuando lo estoy, lo repito.
Por fuera.
Para mirarlo mejor.
En una noche (por dentro) iluminada.
Equilibrada.
Escribo para poder darle forma.
Enumero motivos y cosas. Relaciono.
Relativas.
Los ojos brillan, luces oscuras.
Como la noche que hace afuera.
Registro todo en mi pose necesaria.
Calurosa.
Desparramada como mi pelo.
Despatarrada como mi cuerpo.
Visto ese short que esperaba este momento
de piso de cocina en verano.
Semisentada.Con las rodillas plegadas
hacia arriba. Descalza.
La piel de los muslos pegados al piso.
Las cosas que piense, las intercambio.
Como si fueran figuritas
(de colores brillantes).
La mía es la más difícil, habré dicho.
Una vez, hace tiempo.
Y ahora somos así. Imaginarios.
Las pienso en todos, decimos lo mismo.
Justo en ese punto intercambiable.
En ese extremo tan humano.
La sensatéz existe. Y es poderosa.
Eso me gusta. Me divierte.
Como todo lo anterior.
A veces.
Quiero decir.
¿Que decía?
Y lo afirmo en mi cabeza.
Como un sostén. Una canción paracaídas.
Cuando lo estoy, lo repito.
Por fuera.
Para mirarlo mejor.
En una noche (por dentro) iluminada.
Equilibrada.
Escribo para poder darle forma.
Enumero motivos y cosas. Relaciono.
Relativas.
Los ojos brillan, luces oscuras.
Como la noche que hace afuera.
Registro todo en mi pose necesaria.
Calurosa.
Desparramada como mi pelo.
Despatarrada como mi cuerpo.
Visto ese short que esperaba este momento
de piso de cocina en verano.
Semisentada.Con las rodillas plegadas
hacia arriba. Descalza.
La piel de los muslos pegados al piso.
Las cosas que piense, las intercambio.
Como si fueran figuritas
(de colores brillantes).
La mía es la más difícil, habré dicho.
Una vez, hace tiempo.
Y ahora somos así. Imaginarios.
Las pienso en todos, decimos lo mismo.
Justo en ese punto intercambiable.
En ese extremo tan humano.
La sensatéz existe. Y es poderosa.
Eso me gusta. Me divierte.
Como todo lo anterior.
A veces.
Quiero decir.
¿Que decía?
Etiquetas:
a veces escribo.....poemas?
viernes, 22 de febrero de 2008
Las palabras se borronean a medida que tantas otras cuestiones parecen mas claras. Quiero decir: puedo escribir, pero hay un registro de la escritura (experiencial) casi por completo difuminado, desvanecido. Intentos de palabras que terminan en frases carentes de sentido. Como si fuera un error (y en algún punto se vive asì). Algo similar, con la lectura.
Ayer escribí en un hoja destinada al (inutil) ensayo ¨el verano pasa como ajeno de sì mismo¨, y me dió pena (la idea y la frase, en distintos niveles). Quise seguirlo, pero no pude. No se porqué.
O sí. Pero probablemente no quiera decirlo (no sepa).
Porque ciertamente la costumbre pasa por decir lo tan subjetivo que no puede.
En ciertos instantes, todo pasa como en una película de Jarmusch. En todas hay un loop constante. Mejor, un sonido permanente (ok, se lo escuché decir a un cineasta argentino, pero me pareció un descubrimiento genial).
Hechos mùltiples (comunes y no tanto):
Viajar incomodìsimamente en subte y encontrarme con gente que no veo hace años en esa tan particular situaciòn de calor apretujado.
Descubrir a mi hermano haciendo notas y chistes graciosos en un programa muy frívolo de T.V. abierta- sin personaje, porque el es ese personaje que muestra- y reírme a los gritos con cada uno de los chistes que hace. Incluso cuando vemos el programa juntos.
Enterarme por una fugáz y adorable alumna inglesa de algunos chismes actuales portagonizados por las celebrities londinenses (incluso haber llegado a escuchar, de manera espontánea y casual, un comentario sobre la insólita vida actual de Graham Coxon, el ex cantante de Blur). Cosas así.
Ayer escribí en un hoja destinada al (inutil) ensayo ¨el verano pasa como ajeno de sì mismo¨, y me dió pena (la idea y la frase, en distintos niveles). Quise seguirlo, pero no pude. No se porqué.
O sí. Pero probablemente no quiera decirlo (no sepa).
Porque ciertamente la costumbre pasa por decir lo tan subjetivo que no puede.
En ciertos instantes, todo pasa como en una película de Jarmusch. En todas hay un loop constante. Mejor, un sonido permanente (ok, se lo escuché decir a un cineasta argentino, pero me pareció un descubrimiento genial).
Hechos mùltiples (comunes y no tanto):
Viajar incomodìsimamente en subte y encontrarme con gente que no veo hace años en esa tan particular situaciòn de calor apretujado.
Descubrir a mi hermano haciendo notas y chistes graciosos en un programa muy frívolo de T.V. abierta- sin personaje, porque el es ese personaje que muestra- y reírme a los gritos con cada uno de los chistes que hace. Incluso cuando vemos el programa juntos.
Enterarme por una fugáz y adorable alumna inglesa de algunos chismes actuales portagonizados por las celebrities londinenses (incluso haber llegado a escuchar, de manera espontánea y casual, un comentario sobre la insólita vida actual de Graham Coxon, el ex cantante de Blur). Cosas así.
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cotidianas,
regresos,
verano
jueves, 7 de febrero de 2008
domingo, 27 de enero de 2008
Cuando las cosas están furiosas es porque están a punto de caerse. Hasta que lo hacen solas, empujadas por la oscuridad de su propio inconsciente, creando un sìmbolo que aparece como a fuerza de tracción o librado al azar. Siempre hay un motivo, y el movimiento impulsa una realidad que surge como si fuera un resumen de lo que pasó antes que ella suceda. A veces, una respuesta.
Hace un rato, viajar en colectivo y pensar (siempre que se viaja en colectivo, se piensa). Bajar. ¿Hace cuanto tiempo que no pasaba por San telmo? y, azorada por el espíritu adolescente tan llenísimo de recuerdos pensar en ese pasado mientras se camina por una calle llamada Bolívar. Encontrarse con gente como esa. Calcomanìas viejas, de las que recuerdan lo más profundo de algún momento viejo. Como una clave: caminata, personas (esas, no otras), el estado del cuerpo alerta y flexible al mismo tiempo (extrañado ahora, entrañado en este lugar), por la descostumbre. La irritaciòn de estos dìas cansa, molesta al cuerpo y parece volverse un poco tragedia todo el tiempo, solo eso: molesta porque sì, o por temas puntuales que se fusionan en el mismo estado con la sonrisa de las que son, al fin, buenas noticias.
Cuando algunas miradas fastidian ya no solo es cuestiòn de resistencia, es una traspolaciòn idiota (como el esfuerzo de la mente por funcionar, o lo contrario). Sì, casi todo me molesta, pero es algo que radica en lo inmanejable, en lo intrínseco de uno. En lo que no se ve. En lo tan inconsciente.
Caminar unas cuadras más hasta una avenida casi despoblada (tener miedito), esperar el colectivo junto a una parejita joven (ella, mi mismo sobrenombre/ él, mucha cara de actor) y en la esquina- justo- ver un local muy bizarro en cuyo vidrio se lée ¨Flores exóticas¨y que me hace acordar bastante a la esquina/puerta de Belleza y felicidad.
En el aire, la evidencia de una pertenencia real tan estridente que no puede obviarse.
Hace un rato, viajar en colectivo y pensar (siempre que se viaja en colectivo, se piensa). Bajar. ¿Hace cuanto tiempo que no pasaba por San telmo? y, azorada por el espíritu adolescente tan llenísimo de recuerdos pensar en ese pasado mientras se camina por una calle llamada Bolívar. Encontrarse con gente como esa. Calcomanìas viejas, de las que recuerdan lo más profundo de algún momento viejo. Como una clave: caminata, personas (esas, no otras), el estado del cuerpo alerta y flexible al mismo tiempo (extrañado ahora, entrañado en este lugar), por la descostumbre. La irritaciòn de estos dìas cansa, molesta al cuerpo y parece volverse un poco tragedia todo el tiempo, solo eso: molesta porque sì, o por temas puntuales que se fusionan en el mismo estado con la sonrisa de las que son, al fin, buenas noticias.
Cuando algunas miradas fastidian ya no solo es cuestiòn de resistencia, es una traspolaciòn idiota (como el esfuerzo de la mente por funcionar, o lo contrario). Sì, casi todo me molesta, pero es algo que radica en lo inmanejable, en lo intrínseco de uno. En lo que no se ve. En lo tan inconsciente.
Caminar unas cuadras más hasta una avenida casi despoblada (tener miedito), esperar el colectivo junto a una parejita joven (ella, mi mismo sobrenombre/ él, mucha cara de actor) y en la esquina- justo- ver un local muy bizarro en cuyo vidrio se lée ¨Flores exóticas¨y que me hace acordar bastante a la esquina/puerta de Belleza y felicidad.
En el aire, la evidencia de una pertenencia real tan estridente que no puede obviarse.
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