Termino de escribir el parcial con un vaso de cerveza que sirvo después de la cena, cocinada por mi hermano en una breve visita.
La tarde pasó hermosa: por momentos no pude dejar de mirar las plantas en el sol, el sol en las plantas. Regarlas a ellas, mirar a mi gato y pensar en la belleza tengo alrededor, en cuán interesante todo lo que hago, lo que intento, lo que busco. Aunque a veces no se pueda aprovechar porque está demasiado cerca. Entodo eso pensé hoy: mientras una parte de mí trabajaba la otra no paraba de autoconversar.
Me pregunté, además, porqué cuanto más necesito concentración, más dispersión se filtra. Pero me perdono todo, todo. Porque me merezco lo mejor de mí y del mundo. Porque estoy muy cerca de quererme. Y cuanto más me quiera, mas cerca voy a estar de dejar el blog, algún día. Y ahí si: el summum. Voy a llegar, lo sé.