viernes, 28 de diciembre de 2007

bosquejos intempestivos

Llegué hace un rato y me siento bien. Calma, más bien esa de no saber bien qué pasa (donde? cuando? qué?), sin olvidar que ya no estoy donde estaba hace unas horas ni desear estar donde quisiera volver. Presente. Un cambio vibratorio se sostiene en este fragmento de tiempo y espacio (por ahora). Lo anterior (el descanso) también estuvo bien: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Mantengo esa calma. ¿Milagro de estas épocas? Un acierto de misticismo poético afincado (en la realidad). Trofeo de fin de año. Gracia.

Estas notas fueron (de antes a después, de mayor a menor pero no cronológicamente):

1. Incluso antes de irme escribí algo (culpemos a la Navidad, ese imaginario tan grande) sobre la familia de papá y la impronta de la mezcla genética de la cual irrumpí en el mundo junto con tantos otros familiares - criollita, al fin- impregnada en todas las nochebuenas que, cuando llega esta época, recuerdo casi con perfección emotiva. Por eso lloré mucho la segunda semana de dicembre, porque uno se olvida y de repente se te vienen todos juntos, los que no están y los que siguen allá –porque viven lejos y cuando media una distancia física importante y tampoco existe mucha afinidad, todas esas enormes distancias ayudan a no hablarse nunca con todos esos tíos y primos salvo por las navidades que pasamos allá lejos y hace tiempo y agradecer esa distancia que consolida el acto de no hablarse nunca-. La cosa es que uno se pregunta porqué la familia que tocó es así tan rara, así tan...impersonal. Pero uno crece y un poco se alegra, porque se siente responsable y orgulloso (ok, solo a veces) y busca lo bueno en lo raro de uno y de su familia (la de cerca y la de lejos), en esa manzana en la oscuridad que puede volverse copada si uno la sabe...no sé, llevar. Cuando digo esto, pienso en mi familia lejana en la que siempre hubo y cada tanto reaparecen historias telenovelescas - matrimonios con hijos de distintos padres, por ejemplo- y demás rencillas medio turbias, algo complejas y bastante desconocidas por mí como para explicarlas con detalle. De todos modos, recuerdo mi aprecio hacia ellos y me veo allá, en la quinta de los tíos en San Martín rodeada de personajes temibles pero tiernos que, aún jactándose de sus propias condiciones, creaban una atmósfera tan festivamente dionisíaca, tan cagándose de risa de su propia telenovela –mejor dicho novela, sí, rusa- cotidiana.
Con papá siempre decimos que hay que escribir la historia de la familia, pero como el no lo hace, yo tampoco, entonces siempre queda ahí. Pendiente.
Por esos días, y en otro orden de cosas, una tutoría con un profesor me hizo ver (media ficha en ese momento, la otra mitad luego) que lo que se dice estudiar (para esa materia, y también para otras varias en mi carrera) -el concepto o lo que sea del aprehender- es diferente al que tengo instalado, y que en este caso, se necesita hacerlo desde un enfoque mucho mas orgánico. Es algo que venía sintiendo hace mucho, pero no lo veía, hasta que sí. ¿Soy capaz de seguir ese enfoque? ¿estoy dispuesta a cambiarlo? En fin, esas preguntitas.


2. Ayer leía ¨Adulterios¨, de Woody. Consiste en tres guiones que dio en llamar ¨bloqueo de escritor¨. No sé si estaré pretenciosa, exigente o que, pero me pareció superficial. Disfruté ciertos puntos de la lectura, pero la impresión general es qué predigeridos/ evidentes/.que son los yankees. Hay salvedades (Lost, en principio), pero el imaginario neoyorkino de la gran mayoría de las ficciones creadas con la estructura de Allen o ligadas a el, forman un círculo que se cierra/ agota en sí mismo y que, salvando ciertas zonas nuevas de ingenio, son bastante previsibles y poco originales.
Casi siempre que pienso en algo de un país extranjero, pienso en el mío y comparo. Para bien o para mal. Creo que los guionistas argentinos, en gran parte –hablo más que nada de una camada bastante nueva, pero también me remito a los tradicionales- llegan a manejar el arte del dialoguismo con mucha mayor destreza, por lo cual muestran con mas profundidad. Es una cuestión que tiene mil partes: pero digo, a veces el talento está demasiado ligado a la creatividad, a encontrarle la vuelta a las situaciones, la manera en que se dicen las cosas y porqué. Y esto último también consiste en ser instintivo, genuino, personal.


3. Hay cosas que me ponen celosa, pero no tengo derecho a reclamar y eso es lo que más me molesta. Nunca puedo porque todos me abruman y mi grito se ahoga desde abajo de la mesa (lo que hacés está mal). Masacre íntima. Eso. Alrededor: mucha paz (full contradiction). Leo a Aira de casualidad y lo que pasa en la novela pega con el ecosistema que habito.

4. Cena de Navidad. Esa misma tarde, hermano se volvía y tres días después, partía para Uruguay, donde ahora nos enteramos que consiguió trabajo mediando la misma productora para la que trabajó unos años acá, asi que felices y eso. Una talentosa niña poeta y su chico, a quien conozco de jugar a los legos en nuestra infancia, serán de la partida. Ojalá que la pasen de diez.

4. No sé si me sirve éste tipo de felicidad. Esa misma noche siento la caducidad de mi vida familiar, amigo me manda un abrazo por sms y recibo los típicos mails de fines de diciembre - felices fiestas- pero más me resuenan los que no recibo empiezo a sentir que tanta distancia no está bueno, que no va, que un abrazo es un abrazo y no puede mandarse por sms ni por mail ni mentalmente negro, perdona pero sí, estoy incomunicada y la verdad que necesito un abrazo pero allá lo necesitaba (y ahora también). En ese momento y en ese lugar, que también es ahora posta, pero no importa. Si total, para mí casi siempre es tarde. De todas maneras, losquiero.

5. Es raro eso de querer llevarse toda la calma del bosque, de querer aprehenderla (como si fuera aprehensible), pero me adapto sin problemas. Apenas llego, padre dice que le anunciaron que amiga ganó un prestigioso premio de dramaturgia. Uno de los jurados dijo que su obra era excelente. Imagino que obra es y sé cuanto se merece ese premio. Alegría.

6. La paradoja de haberme comprado un atado de cigarrillos la noche anterior (hace casi un año que no fumaba) que termina J., obvio, porque el es fumador hace mucho y ahora que hay aire puro me da más cosa. Creo que por primera vez en la vida podría enviciarme con el tabaco, porque ahora sí siento el humo, etc. Sos una nena de siete, diría I. tan dulce como es ese dicho.


7. Una fábula marítima (pienso este título, no sé bien porqué ni para qué, pero me gusta). La conexión con el mar – la despedida- es siempre sinpalabras: eso de vaciarse y llenarse de lo nuevo. Una tarde nublada, después de las seis, post hundir las piernas hasta mojar un poco la minifalda, sentarse frente al mar y meditar. Esos instantes donde uno es felíz y no necesita nada más. Pasan gaviotas por arriba, cerca y una familia bilingue con dos nenes rubios se sienta cerca mío, juegan al fútbol y hablan mitad inglés mitad castellano. No me molestan para nada. Ojalá logre una familia tranquila y felíz como aparenta ser la suya, pienso y elevo la conciencia para que mi deseo se imprima en el éter, en el cosmos, en el mar lleno de aire que jadea como un organismo que vive adentro del agua.

(creo que continuará...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

el otro día decíamos que sos nuestra heroína preferida y que te extrañamos. tenemos que hablar. locro te manda saludos. te quiero.


wait a minute mister postman!