domingo, 16 de diciembre de 2007

Nat es (muy) grossa

Porque sí. Entre tanta mezcla de recuerdos, gente y cosas, Natalí reapareció en mi mente de manera clara y precisa. Retomé la secuencia de algunas escenas vividas, más bien retazos de escenas concisas que forman un todo (en mi recuerdo, partículas que lo forman), y ahi... ¿como fué que nos conocimos?
No sé muy bien porqué, pero creo que me anticipo sin querer a ciertas cosas que pasan -ojo, que eso no quiere decir nada en particular-. Como decía, hace unos pocos días me recordé a Nat, de quien fuí compañera en distintos ámbitos/ clases: primero en el Rojas, hace mucho; después en Puán, hace menos, pero igual sigue siendo hace mucho.
Algunas palabras surgidas de improviso me remiten a las que leí en sus poemas y pensé lo de siempre, lo habitual: que ella siempre ¨tiene la posta¨.
Me alegro de que mi intuición siga funcionando. Porque cuando recibo el mail con el flyer de su presentación, ya estaba puro lamento de haberme perdido otra de sus participaciones -esta vez, en esta lectura- como de costumbre (y me puse peor aún cuando la N., en la muestra de S. en lo de Bartís, me contó que sí, que estuvo muy bien).
Me dí el gusto de escribir algunos de estos recuerdos sueltos en un diario que sería un blog imaginario que no muestro a nadie y que me sirve como disparador de ideas.
Pero todo partió de un hecho concreto: Natalí, -quien hace unos años ya era poeta mientras yo recién incursionaba -mejor dicho, reincursionaba- en las aventuras literarias (estaba más del lado del cine y, en paralelo, investigaba sobre metafísica y cosas así) y me negaba a leér narrativa, no importa mucho porqué-. En este contexto, Natalí fue la primer persona de quien escuché nombrar a Clarice Lispector.
El nombre mismo me llamó la atención, y leérla fué un trampolín para volver a sumergirme en el universo de las ficciones. Como le dije en el mail que respondí el Sábado pasado, ¨por supuesto, clavó hondo en mí¨. Qué cosa ¡eh?, clavó hondo. Como sus ¨Mil clavados¨.
Bueno, así es, así somos. Así es la naturaleza de las coincidencias.
Un gran abrazo, Nat (público, porque así tenía que ser). Me tenté, Tentori (je).

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