miércoles, 22 de agosto de 2007

Doleur

Una mañana rara es como un preanuncio de lo que puede llegar a pasar el resto del día.
Tarareo por dentro la letra de una canción que la voz de un señor cantaba este mediodía en el subte. Apatía. La canción se llama ¨Señora de las cuatro décadas¨ y creo que la cantaba Alejandro Zans (o algo así). La letra me resulta, digamos, bizarra. Pero así funcionan algunas melodías, aunque a uno no le agraden demasiado.
La desconcentración general que produce desorganización que produce un humor algo turbio. Hace pocas horas que me indispuse, lo cual generalmente no me llega a influir tanto, pero hoy parece que sí. Por lógica justifico todo lo que comí ayer a la noche frente a la pc, incluso después de haber cenado. Suerte que ahora volví a esas clases que tanto bien me hacen.
Camino por la calle armando zigzags en el piso, trabajo con un dejo de tristeza del que se saben las causas pero no las soluciones. El tiempo que corre como un chorro de agua cuando ya me duele mucho la panza y supongo que por gran parte de la tarde voy a estar así. Trato de darme ánimos para continuar el día, pero los ovarios duelen más fuerte aun y no me queda otra opción que calmarme y esperar.
Me descubro pidiéndole a las fuerzas celestiales y/o divinas que me asistan. Practico sin éxito al principio, el arte de aquietarse. A veces hasta me rió de lo que pienso y de lo que digo, parece que son como actos reflejos del cuerpo.
Pienso en la palabra ¨impulso¨. En lo importante que es en ese momento (dar un impulso para levantarse y tomar agua o lo que sea). Me baja la presión y me vuelvo una actriz dramática, sufriente.
Pienso que estas cosas del cuerpo a veces pasan para salir de la mente, para que uno baje la autoexigencia y preste atención al cuerpo y darse cuenta de que la salud, al final, es lo más importante. Me duele ese tiempo en el dolor físico y desde esa circunstancia tan extraña a la reflexión. Sí, y me siento algo mejor por poder pensar en esa puta circunstancia femenina de la sangre y del dolor. Sigo haciendo plegarias mentales que a veces balbuceo: porfavor, porfavor, porfavor.
En un momento me acuerdo de algunas imágenes de La niña santa (es increíble la intertextualidad de este momento). Me doy cuenta de que estoy transpirando y en los momentos de mayor dolor se me nubla la vista casi por completo. Pienso que me voy a desmayar y me encierro en el baño. Pienso en el asco y trato de justificar la situación.
A ver, no hablo desde mi condición femenina, sino trato de entender porqué mi cuerpo lo sufre de esa manera. Mis primeras menstruaciones fueron así de dolorosas, o más.
De dos, una era como la de hoy, me bajaba la presión, lloraba, puteaba. Preguntaba al aire: ¿porqué, porqué?
Pero lo que ahora rescato s que la melodía de A. Zans (o algo así) es una especie de banda de sonido bastante compatible con esta patética y triste situación.
En el intento de intelectualizarlo, critíco los procesos biológicos.
¿Porqué las mujeres tenemos que padecer molestias todos los meses de nuestras vidas (hasta la menopausia, ok) solo para permitir que, eventualmente, gestemos vida en nuestro interior alguna vez? La respuesta intenta ser de índole filosófica y no biológica, aclaro.
¿Porqué la bondad se paga con sufrimiento?, podría ser otra.
Se me viene a la mente otra de las reflexiones que tuve, justo cuando el dolor estaba calmando y pude sacar conclusiones aún mejores. Recordé un libro de Clarice que hojié ayer y el Domingo, ¨Lazos de familia¨. Uno de los cuentos (y todos, también) me llaman tanto la atención por las atmósferas que elige, pero más por la identificación que me producen los estados de sus personajes.
Meché a Clarice con Carver y me impresionó la similitud...ya no sé si estilística, sino de estados emocionales, o de algo más profundo.
Pero al final, esa idea que estaba naciendo era una conclusión: que no solo me identifico con esos autores, sino que, en realidad, me siento como si fuera uno de sus personajes.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Es un dolor que no puedo imaginar, aunque lo comparo con los peores retorcijones de las peores descomposturas que he tenido y, aunque no exacto, imagino que no debe estar nada bueno.


PD: Estoy casi seguro que la canción es de Ricardo Arjona.

Pol Capillas dijo...

Si, es de Arjona, me deprimí imaginandome con una guitarra pidiendo monedas en el subte cantando esa canción.


wait a minute mister postman!