sábado, 3 de noviembre de 2007

Es verdad que estoy cansada del barrio y de la ciudad, pero a veces lo que produce ese cansancio es la gente. Es verdad, también, que decir ¨la gente¨ es generalizar, hablar en un término muy amplio y también es verdad que si a uno le molesta algo del otro, por mal que le pese, siempre eso, el núcleo de lo que molesta es un espejo de algo que tiene que ver con uno. En caso contrario esas cosas pasarían desapercibidas, o molestarían otras cosas.
Está bien, acepto todas esas variables. También encuentro rasgos positivos, cosas que me gustan y que se potencian cuando se contrastan con lo negativo, en fin.

En un orden de cosas no tan diferente se desencadena el tema de la voz. Sí, de mi propia voz.
Hace un rato, mientras leía el diario, pensaba en otras cosas muy distintas a lo que leía y se me ocurrió ¨mi voz es un misterio, un signo de pregunta¨. Lo escribí al toque en mi cuaderno, pero cuando quise desarrollar la idea porque me pareció interesante, cuando al fin encontré lapicera y papel ahí, chau. La mente se fué a la mierda y empecé a escribir palabras irracionales que no llevaron a ningún lado.
Me es imposible retener las ideas en la memoria. Se había formado en mi mente toda una ideología respecto de la voz, una frase que no pude plasmar, como me pasó tantas otras veces con frases o ideas que se me ocurrieron y se volaron. Solo muy pocas veces puedo manifestar exactamente lo que quiero decir y como quiero hacerlo. Ahora, mientras escribo esto, también me estoy yendo del tema o idea inicial. Como si estuviera acostumbrada a bordear el núcleo de las cosas (concretas o abstractas) que quiero decir o me pasan.
Tipo calesita, no sé. Tipo jueguito del divague que para mí ya no va más. Espero sostenerlo.
Volviendo al tema de la voz, el tema es que no encuentro un término medio.
Paso de la seriedad cuando quiero demostrar seguridad, a la voz aniñada cada vez que intento ser amable. A veces es una frase con voz seria y otra con voz infantil, pero ninguna me convence. No encuentro un registro vocal que se ajuste a un intermedio salvo en casos especiales que también desconozco. Cuando trabajo con gente es todavía mas necesario, porque tengo que ser amable sin llegar al extremo de perder seriedad, ni enseriecerme demasiado hasta la formalidad pura.
Por todo eso, el registro de la voz tiene que ver con lo que dije antes de la gente. Por ejemplo, cuando me sale la vocecita infantil, personas que no me conocen suelen decirme ¨mi amor¨ o ¨corazón¨ como si estuviesen hablando con alguien que no pasa los diez años de edad, lo cual me parece un poco extremista (ej: mozos, kioskeros, peluquero, depiladora).
Cuando hablo con un registro más grave (seria) la gente me trata de usted y a veces me miran con temeroso respeto: tampoco es la idea.
Me gustaría encontrar una voz que tenga mi edad.
Pero trato siempre.

No hay comentarios.:


wait a minute mister postman!