Llego. Abajo de mi: música, fiesta total. Una voz de vecina, amiga o novia de vecino se escucha como si no estuviera fuera de mi casa. ¨Rulooooo, buscá cerca de la puerta¨. Le chabón pregunta: ¿qué?. Vuelve a repetir lo mismo, mas fuerte, la mina con voz de vendedora cheta -lo digo porque necesito clasificar su voz, y es como de vendedora cheta e insoportable-. Tengo ganas de callarlos de un grito, pero no.
Con la pc rpendida, el clásico rito ya inaguantable pero adictivo de blogs. Puta madre, no da. Me voy a poner un cartel que diga ¨PODRÍAS ESTAR HACIENDO algo mucho más interesante justo en este momento¨. O mejor, más simple, ¨prohibido leér blogs¨. Pero no lo voy a cumplir.

Pero como ayer no fué uno de esos momentos, paso por el de Maga y justo leo esto:
La lástima y el amor se me mezclan tanto tanto que son como eran la concha y el dolor, una cosa inseparable. Esa forma poderosa. Ponerte dura, como un escudo, y detener a los tipos con un músculo, impedirles lo único que pueden. Y entonces impedirles entrar en vos es de una soledad inaguantable. Te deja con un vacío que te empieza ahí y te ocupa el espacio, la habitación, la vida, el otro desaparece, se lo traga una ola, y vos te tenes que dejar llevar por la corriente porque sino.

Cuando lo leo casi lloro, pienso que esta piba se merece un premio a la narrativa-poética-verdad.

Se complica parar la rueda cuando hay gente así que te canta la posta tan deliberadamente.