miércoles, 25 de julio de 2007

La cosa es masomenos así (ahora empiezo casi todos los relatos con esa frase), algo así como un título genérico.

Apenas termino de rendir el final, Mecha (que casi decasualidad pasaba con Anita para preguntarle algo a Shuster, una increíble docente) espera en la puerta y me dice ¨te ví sufriendo, negri¨: le digo que sí, un poco, pero que también hubo momentos de casi tentarme y que fue uno de los finales más bizarros que rendí hasta ahora. Estaba demasiado tranquila, poco pendiente de mi rendimiento, algo que aprendí a lo largo de mis cinco años y medio (regulares e irregulares) de cursada sumados a otras circunstancias, pero un poco la actitud se resume en que lo importante es, mientras exista un marco de acción y se lo respete, aprender a dejarse fluír. Sería algo así como un ¨no me importa nada¨, aunque en realidad sí me importe, pero no quiero que me importe más de lo que debería o, en realidad, me conviene que cada vez me importe menos para que la fluidéz me cure hacia otros lugares posibles de acción.
Cuando me despido de M. y enfilo hacia Rivadavia, mando un msg de texto gral a pocas personas con la palabra ¨aprobé¨. No es pa tanto, pero una menos. Ahora sí, empiezo a pensar en las cosas que me quedan por resolver (siempre el ejercicio de recordar el objetivo próximo), cosas para pensar (porque lo necesito ahora, y necesito escribir tipo diario en el cuaderno en un bar, lo mismo que ahora hago aca pero reelaborado, tipo necesidad, y de unir varias cosas así, tipo gestalt libre y always pregnante).
¨Hay algo que está en movimiento¨, pienso. Y me refiero a todo y a todos. Digo, a las personas y sus interrelaciones. Recuento, por ejemplo, algunos detalles de los días pasados que apoyan la máxima general de que cuando estoy muy pendiende de lograr algo (ej: aprobar un final) aparecen cosas que lo impiden, se propician cosas que antes no sucedían porque tanto mi atención como mi energía estaban distribuídos de otra manera y con vistas hacia otros objetivos. Entonces, tanto el placer como el dolor estaban jugando en otros lugares. ¨Todo está en movimiento¨, pienso. Siempre. Y ahora rebotan y se mezclan en mi mente algunas palabras de un conocido con un mail un poco confuso, no sé. Palabras pregnantes, sin duda (a la gente le encanta aconsejarme y de alguna manera lo hacen, en ambos casos).
Las ideas- extractos de la vida que suman para el proyecto con amiga y nos dan mas energía, la gente que pensé que no se conocía pero que al final , algunas cosas que leo o que escucho, fotos con mi hermano que seleciono para escanear o pienso en hacer una serie que se llame ¨Julianka y Lucianka: hermanos¨ y muestre fotos de nosotros en distintas edades) el texto que llevé el sábado a la clase parece que les gustó, el resurgimiento (más que antes) de cierto interés por mi ruseidad (el susodicho y breve cuento sucede allí), el descubrimiento del blog del hijo de un conocido director teatral y otros etc más.
En mi familia nunca dejan de pasar cosas. Hay como un principio caótico permanente al cual uno termina amoldándose un poco, acostumbrándose.
Mi hermano cambia de trabajo, mi padre gana un premio y nos cuenta sobre la propuesta que le hicieron. Opinamos todos, mucho y a veces cómo cansan, Dios, todos hablan muy fuerte yo siempre fuí la que habla más bajo de voz y cuando están los tres juntos me aturden, pero igual los quiero.

2 comentarios:

Pol Capillas dijo...

Los parientes, ay! mi padre habla tanto pero tanto que creo por eso me dediqué a escribir.
Y no se angustie, claro, es por las dudas!
Abrazo
p

Anónimo dijo...

Pol: Se agradece el comentario y la buena onda.
Y está bueno poder aceptar las diferencias y no por eso sentirse mal u algo parecido. Es un proceso.


wait a minute mister postman!