lunes, 30 de julio de 2007

Reviso registros del pasado. Fotos infantiles en una variedad enorme de escenarios, retratada sola y acompañada: hermano, padres, tíos, abuelas, primos, amigos de padres con sus hijos- pequeños amigos circunstanciales- o solo desconocidos que rondan.
Serie de las fotos cuadraditas de bordes redondeados: verano con pelopincho en el balcón, navidades (hermano con barba de papa noel) en casa o la de los tíos, cumpleaños propios y ajenos (globos, torta y velitas); juegos de mesa tipo Ludomatic o algún Pictionary para niños, posando en una hamaca improvisada con sogas y una madera en el balcón de un séptimo piso, una kitty de plástico destartalada, ositos de colores con dedicatorias o sin, una muñeca rubia que padre trajo de Holanda y yo adopté como mi hija; escondites a contraluz entre cajas de mudanza; fiestas en el living de casa llenas de desconocidos (algunos daban miedo); fiestas de disfraces –gitana o hada madrina-; dos actos escolares (en uno hice de ¨lluvia¨ y en otro de mazamorrera); piquetes en el pasillo de la casa donde vivíamos; pieles tostadas y sonrisas de veranos radiantes de sol marino y serrano.
La más antigua de todas es en el balcón de Mahatma Gandhi, en la época de salita azul del jardín de infantes, con un enano de yeso que vivió en casa durante varios años y después desapareció (lo extrañé durante mucho tiempo), y había pertenecido a la casa de alguno de los tíos o abuelos, en la quinta que tenían en un barrio de San Martín del que no recuerdo el nombre.
Ahora en la computadora, viejos archivos de word: reviso y abro los que me suenan más antiguos, los que ya no recuerdo haber leído o escrito. Veo más archivos con fotos viejas, carpetas que hace meses o años que no abro.
En los estantes, pequeños objetos (souvenirs) en las repisas y en algunas cajitas (a veces es mirar y maravillarme, volver a ese momento cuando los guardé por última vez), cartas, invitaciones y papeles guardados en cajas. Fotocopias intercaladas con otros papeles que nada que ver. Adornitos. Casettes sueltos y otras tapas sin casettes.
Hablo con madre de esta progresiva obsesión y le pregunto si cree que exista algún motivo o índice de algo que me haya provocado esta especie de devoción por mi pasado (si será la edad, melancolía, proceso interno, o lo que sea). Madre sonríe, parece acordarse de algo.
- Cuando los chicos que alguna vez fueron autistas se curan, les aparece la necesidad de mirar fotos de su infancia porque necesitan reconstruir lo que vivieron, sino no se acuerdan.
- Ah, qué interesante (...) Pero yo no fui autista, mamá.
- No, ya sé. Era una forma de decir. Pero te acordás que hicimos algunas consultas porque se nos ocurrió eso de la dislexia.
- Si, eran los celos de mi hermano (hablaba mal a propósito, para llamar la atención). Pero qué suerte que igual nos quedaron las fotos, no?
Olvidarse de todo recordarlo y después olvidarlo otra vez.
Un entrenamiento intensivo.
(...)
Esa creéncia de que sufrir es ganar después la dejé y se la ganaron otros. Y no sé en que espacio situarme, solo por momentos.
La siempre guía intuitiva.
La esponja interna.

miércoles, 25 de julio de 2007

La cosa es masomenos así (ahora empiezo casi todos los relatos con esa frase), algo así como un título genérico.

Apenas termino de rendir el final, Mecha (que casi decasualidad pasaba con Anita para preguntarle algo a Shuster, una increíble docente) espera en la puerta y me dice ¨te ví sufriendo, negri¨: le digo que sí, un poco, pero que también hubo momentos de casi tentarme y que fue uno de los finales más bizarros que rendí hasta ahora. Estaba demasiado tranquila, poco pendiente de mi rendimiento, algo que aprendí a lo largo de mis cinco años y medio (regulares e irregulares) de cursada sumados a otras circunstancias, pero un poco la actitud se resume en que lo importante es, mientras exista un marco de acción y se lo respete, aprender a dejarse fluír. Sería algo así como un ¨no me importa nada¨, aunque en realidad sí me importe, pero no quiero que me importe más de lo que debería o, en realidad, me conviene que cada vez me importe menos para que la fluidéz me cure hacia otros lugares posibles de acción.
Cuando me despido de M. y enfilo hacia Rivadavia, mando un msg de texto gral a pocas personas con la palabra ¨aprobé¨. No es pa tanto, pero una menos. Ahora sí, empiezo a pensar en las cosas que me quedan por resolver (siempre el ejercicio de recordar el objetivo próximo), cosas para pensar (porque lo necesito ahora, y necesito escribir tipo diario en el cuaderno en un bar, lo mismo que ahora hago aca pero reelaborado, tipo necesidad, y de unir varias cosas así, tipo gestalt libre y always pregnante).
¨Hay algo que está en movimiento¨, pienso. Y me refiero a todo y a todos. Digo, a las personas y sus interrelaciones. Recuento, por ejemplo, algunos detalles de los días pasados que apoyan la máxima general de que cuando estoy muy pendiende de lograr algo (ej: aprobar un final) aparecen cosas que lo impiden, se propician cosas que antes no sucedían porque tanto mi atención como mi energía estaban distribuídos de otra manera y con vistas hacia otros objetivos. Entonces, tanto el placer como el dolor estaban jugando en otros lugares. ¨Todo está en movimiento¨, pienso. Siempre. Y ahora rebotan y se mezclan en mi mente algunas palabras de un conocido con un mail un poco confuso, no sé. Palabras pregnantes, sin duda (a la gente le encanta aconsejarme y de alguna manera lo hacen, en ambos casos).
Las ideas- extractos de la vida que suman para el proyecto con amiga y nos dan mas energía, la gente que pensé que no se conocía pero que al final , algunas cosas que leo o que escucho, fotos con mi hermano que seleciono para escanear o pienso en hacer una serie que se llame ¨Julianka y Lucianka: hermanos¨ y muestre fotos de nosotros en distintas edades) el texto que llevé el sábado a la clase parece que les gustó, el resurgimiento (más que antes) de cierto interés por mi ruseidad (el susodicho y breve cuento sucede allí), el descubrimiento del blog del hijo de un conocido director teatral y otros etc más.
En mi familia nunca dejan de pasar cosas. Hay como un principio caótico permanente al cual uno termina amoldándose un poco, acostumbrándose.
Mi hermano cambia de trabajo, mi padre gana un premio y nos cuenta sobre la propuesta que le hicieron. Opinamos todos, mucho y a veces cómo cansan, Dios, todos hablan muy fuerte yo siempre fuí la que habla más bajo de voz y cuando están los tres juntos me aturden, pero igual los quiero.

lunes, 23 de julio de 2007

Al dios Chris



(con la melodía de ¨dame fuego¨)
dame fuerza, dame dame fuerza
dame fuerza, para el final del mierco
dame fuerza, dame dame fuerza
dame el fuerzor de tu amor


Las circunstancias a veces justifican un post grasa y babosito.

Una es un organismo vivo, che.


sábado, 21 de julio de 2007

Postergo para mañana una salida para esta noche porque debería estar escribiendo algo para mañana y porque creo que hoy es solo un Viernes más, con el invento de que hay que juntarse con los amigos a festejar-la-amistad, y esto lo digo mas allá del intento de poema especial parael amitiéday que postié justo abajo de esto.
Estaba mirando fotos viejas. En mi familia siempre se sacaron muchas fotos y a mi me quedaron algunas cajas de zapatos donde todavía las guardan apiladas y encuadernadas. En uno de los primeros álbumes que encontré, una serie de vacaciones de invierno en Córdoba, hace como diez años. Yo tendría dieciséis y me sorprendió ver a mi hermano y a mis amigos tan pequeños, pero al mismo tiempo no parecían verse tan distintos. Claro que siempre hay cambios, pero la cuestión es que no estuvimos siempre iguales. Hablo por mí.

Uno o dos años después de esas fotos entré en una etapa heavymental: instrospección y desconexión importantes. Solo hablaba con los amigos que tenía y estaba permanentemente disociada de mi cuerpo y de lo que pasaba en ¨la realidad¨ (sin ningún tipo de sustancia externa que me ayudase a lograr ese efecto). Vivía con miedo y tensión al mismo tiempo.
A pesar de todos esos conflictos tuve mi primer novio (un freaky muy querible) pero todos los demás recuerdos que no sean unos pocos están muy confusos, borroneados y solo puedo recordar ciertas puntas que divergen entre sí como una masa confusa. Son recuerdos fragmentados. Es increíble darse cuenta un día de que uno estuvo ausente (sí, es la palabra) durante casi cinco años. Recién aparecieron algunas fotos sueltas que miraba como si no se tratara de mi misma. Y no era solo por el cuerpo, sino por mi actitud, por mi ausencia. Estaba como muerta. Y porque sabía que detrás de esa máscara de tranquilidad/ muerte estaba en permanente tensión conmigo misma. Era una voz incesante e insoportable que minaba todo intento de espontaneidad.
Es tan distinto ocultar que sublimar. Tan sustancialmente opuesto. Retener insume tanta energía que agota y tensiona, sublimar puede ser mucho mas molesto, pero es lo contrario, soltar (como cuesta llegar a un punto medio).En este momento estoy sublimando tanto como nunca lo hice en mi vida. Simplemente intento aceptar lo que sucede, y más allá de todo lo que hay que limar las cosas me salen mucho mejor de lo que alguna vez pude esperar de mí misma. Simplemente no esperaba nada de mí. No esperaba. Nada.Terminé la secundaria, principios del CBC y fui como ingresando gradualmente a la realidad. Empezé a normalizarme, rejuvenecí unos años (a los 20 parecía casi mayor que mi edad actual). Como gran parte de los habitantes del universo postmoderno, caí en una vida vorágine, queriendo funcionar lo mas rápido posible en el lapso mas corto de tiempo (así fueron los siguientes cinco años, hasta hace poco). Mas allá de que lo elegí mucho tiempo (a veces todavía), pude aceptar que es una maravillosa manera de no permitirse confrontar con las emociones. Aceptar e intentar modificar. Ahora busco una especie de equilibrio, algo tan difícil de lograr para la mayoría de los seres vivos.Viví armada y escudada durante tanto tiempo que ahora lo único que quisiera es salir a repartir flores indiscrimindamente, mientras voy diciendoles a todos que no se asusten, que no voy a disparar a nadie, que solo es un juego al que estoy un poco acostumbrada pero que ya no tiene que ver conmigo.
que dejé mi escudo y mis armas, aunque dentro del imaginario interno resurjan en momentos de tensión. No es tan fácil deshacerse de un hábito. Pero en la realidad pesan más que en la cabeza, y cuando uno las deja, las deja.

Lo que más quiere es sentirse liviano. Y avisarles a todos que ya es libre, que ya es uno más. Comprobar esa libertad (al menos esa) es indescriptible y luminoso. Es como querer abrazar al mundo entero gritando ¨gracias¨ o ¨amor¨.
Aunque a veces sobrevengan algunas resistencias a las que todavía habrá que ganarles algunas batallas.

Sé que este post no es mi estilo, debe ser el primero que escribo con este formato ¨autoayuda¨, pero porqué no decir la verdad así como es, a veces.

viernes, 20 de julio de 2007

Amistad: primera parte.

Es verdad que todo suma.
A veces
Pero también nos abruman
inexplicables sucesos
impresiones escondidas
intrincadas sincronías

momentos irreparables
como entradas compartidas
borracheras insaciables.

La verdad que a veces duele
la piel que también se curte
todas las andanzas vuelven
como parques de diversiones
Donde van los extraños
a divertirse
por las noches

La suma de todas las cosas
que nos pasaron alguna vez
o que todavía nos pasan
en un rato
en un día
en un año
en un mes.

El record de querer
hacer
y deshacer
infinitamente
algo que nunca se rompe

un destino irregular
una historia compartida
un terreno singular

El azar quiso
juntarnos
por un rato
para decirnos algo
importante

para encontrarnos
y que hablemos

vocación, maestros, libros
destino, teatro, dolor
amor y celos, envidia
sincerarse y la pasión

los trabajos y los días
los amantes y las horas
los reencuentros y los gritos
y el próximo desamor.

lo que alguna vez dijimos
lo que realmente quisimos
lo que finalmente hicimos
lo que nunca se nombró

las emociones que duelen
las palabras que nos hieren
las ideas que nos guían
y las que nos dan valor.

Esto surgió luego de una conversación con una amiga y está dedicada a todos los que se consideran amigos míos.
Por un momento existió una versión mejorada del ¨poema¨ - lo juro, muchísimo mejor- pero mi gato andaba por los cables y cuando reinicié solo estaba la primer versión, así que traté de reconstruírla como pude (al menos no perdí todo, hay más).
Otro iluminado que se nos va.

martes, 17 de julio de 2007

Hace un rato, después de cenar con B., me acomodo frente a la computadora mientras ella deambula por mi escritorio, chusmea unos textos/ libros y le digo que tienen un orden especial y si no le molestaría abstenerse de tocarlos. Me dice que ¨ok¨, pero sé que mi pedido no fue muy cordial y también percibo que hoy estoy un poco demasiado insoportable. De todos modos, por lo general no me gusta que me toquen las cosas que tengo en mi escritorio. Es como un lugar sensible que prefiero preservar para mí misma.
Hablamos de algunas cosas y ante algunas preguntas no puedo evitar contestar mal. No es por ella, sino porque no puedo escribir y hablar al mismo tiempo.
Soy una intolerante de mierda, lo sé.
Le mando el mail con los datos que le había prometido y nos ponemos a mirar algunos blogs.
B. me dice que estuvo por postear su versión del sábado en su blog (ver mi post anterior), pero al final decidió que no porque era bastante ¨jugado¨ o algo así.
Entramos al blog de Funes y nos ponemos a leer la agenda de lecturas. Instantáneamente decidimos ir mañana a la de Los mudos. Seguimos mirando la agenda y notamos que se superponen otras dos a las cuales queremos ir: el ciclo que organiza nuestra querida Nurit o la última del tan nombrado Quinteto de la muerte.
Sin querer digo ¨y bueno, vamos a la manzana de la muerte¨. Risas (las primeras en el día).
Le digo ¨esto lo tengo que postear¨ y B. me dice que estoy adicta al blog. Le digo que ya sé, que ni me lo recuerde. En un momento me cuelgo leyendo un blog, se tilda la pantalla y yo empiezo a putear: ¨pero la connnchadesumadre boluda, blog de mierda... no puede ser, me saca boluda, me saca. Hace cuanto que estamos con esto? y seguro que me voy a quedar mas tiempo después, estoy hartaaa basta basta me cansé¨. Cierro todas las ventanas de los blogs (no puedo apagar la pc porque tengo archivos de trabajo que todavía no terminé).
Bajo a abrirle a B. y le pido perdón por mi estado anímico tan ariano.
¨Nos vemos mañana¨, decimos. Después subo y escribo este post.
Estamos con la B. después de dar varias vueltas por un Almagro gélido, encontramos el lugar del cual nos habían hablado y entramos dispuestas a quedarnos por largo rato. El lugar está lleno de gente (joven- mayoría) y rebalsa tango.
Poco antes estuvimos en el ya clásico de los Sábados y en el patio nos encontramos a L., que justo ayer festejó nuevamente su cumpleaños al cual estaba invitada pero no llegué, en una peña cerca de la cancha de Atlanta.
-¨muchas peñas últimamente¨, dice alguien. No sé.
Luego hablamos de nuestro ya clásico tema recintos y nos damos explicaciones porque el sábado pasado quedamos en que nos hablábamos para ir al Pachamama, resulta que ya es tema de conversación y tanto L. como B. quieren ir a las lecturas que recién estoy conociendo. Quedamos en que par la proxim. Volvemos al lugar rebalsatango.
Nos quedamos paradas en una especie de barra cerca de una estufa tomando una cerveza y un pan relleno cortado a la mitad, muy rico. Alguien nos da unos volantes de una fiesta Afro Latina, que es ese mismo día en ese mismo lugar.
Digamos que como todo espacio popular hay mucha afluencia ¨cabeza¨, pero estamos acostumbradas a la mezcla, asique todo bien. Se desocupa una mesa gigante y circular y nos sentamos. Aparece un tipo con un vino y se sienta, charlamos. Aparece otro tipo con voz de cantor criollo y lo saluda, ¨ah pero tas a full che¨, dice algo de la rubia y la morocha y nos presenta. El amigo tiene una voz re gardeliana, luego compruebo que es el cantor de tangos. Empiezan una discusión que me hubiese encantado registrar: el borracho se enoja porque el otro le dice ¨boludo: ¨a míno de digá así, a mi nadie me dice boludo¨. El borracho no es lo que se diría alguien ¨cabeza¨, pero se hace y sus gestos me hacen recordar a un actor que me encanta. No sé hasta que punto está o se hace el borracho. Se llama igual que mi hermano pero me leva nueve años y dice que dentro de poco se va a trabajar a Ecuador.
La discusión entre ellos se ameniza un poco, un tercer tipo (un gordo canoso extra tierno) trae una guitarra y se ponen a cantar unos tangos así instantáneamente. Por un momento me sentí habitar la época que vivieron mis abuelos.
El que tocaba la guitarra me miraba cantando por momentos, como luego hizo con varias chicas más. La onda era ¨hacer el papel de la china por un rato¨, y yo me moría de la verguenza. El gordo que tengo enfrente pasea sus ojos por las chicas que sentadas escuchamos, parece recordar sus tiempos mozos porque tiene una mirada mas triste que libidinosa. Por un momento quisiera abrazarlo y decirle ¨sos un amor, nunca pierdas esa esperanza¨. Las cosas que provoca el tango (por supuesto que no lo hago).
Esperé un rato hasta que no aguanté mas (el clima, la nostalgia, no sé exactamente qué), dije ¨voy al baño¨, pero el lugar era muy pequeño y sobrevino la clásica fila de mujeres para entrar al baño, aunque al menos un respiro de ritmos juveniles. Cuando vuelvo noto que mi ex asiento está ocupado y hay uno libre al lado de Julián (el borracho).
Entre tango y tango le dice a B. si se siente bien porque está medio dormida y me hace por enésima vez las mismas preguntas (che y qué hacías vos? cuantos años tené? vivís sola?) a las cuales respondo muy escuetamente debida la situación. Me hace por segunda vez un comentario acerca de mis labios que simulo no entender, pero agradezco porque supongo es un elogio. El tipo me atrae un poco pero al mismo tiempo me da miedo. Más de lo que quiero asumir.
Ahora una chica con boina (ex espectadora) se pone a cantar una canción y tarda un rato hasta encontrar el tono. El chico de la guitarra, todo un guapo del novecientos (esto se lo escuché decir a mi abuela una vez, no sé bien qué significa), espera y acompaña con los acordes de guitarra.
Se hacen un par de canciones más (la última creo q es ¨Las cosas los años¨, tengo el recuerdo de haberla escuchado infinitas veces en la versión de la misma de Adriana Varela, en un cd que escuchaba mi viejo hace unos quince años).
Julián se ofrece a acompañarnos, pero está muy borracho, mucho más que cuando nos vino a hablar.
Yo (boluda) ¨como quieras¨. Parece que no está dispuesto a irse antes de terminar el vino. Salimos a la puerta, donde quedó bastante gente a punto de irse. Nos ponemos a charlar con dos chicos que nos convidan vino (¨no, gracias, prefiero no mezclar¨). Con estos dos la mejor onda, en esa media hora nos enteramos de que somos todos vecinos y alguien dice de volvernos juntos, caminando. Julián vuelve y nos dice: ¨y, vamo o no vamos?¨. Segundos de tensión. Le saca de las manos el vino a uno de los chicos y discuten. Yo y mis inútiles intentos de mediadora, ¨bueno, vamos todos para allá entonces?¨. Empezamos a caminar y llegamos hasta la esquina. Necesito decirle a Julián que me voy con ellos, sé que eso va a ser lo mejor y aparte no da para otra cosa. Tiene una mirada tristísima color miel y los labios rojos del vino. ¨Ah, pensé que querías que yo te acompañe a tu casa¨. El automensaje es claro ¨no, otra vez un loquito no (léase también borracho/ drogadicto/ violento)¨, sé muy bien porqué lo pienso y también sé que la decisión mas sana es irme con B. y los otros dos chicos, pero cómo me cuesta decir que no a veces. Pienso que seguramente para el será un aprendizaje, pero siento que en algún lugar profundo e incomprensible vivimos algo parecido.

viernes, 13 de julio de 2007

V

La tierra y el cielo no son indulgentes.
Para ellos, los hombres son elementos
destinados al sacrificio.


El sabio no es indulgente.
Para el, los hombres son elementos
destinados al sacrificio.


Entre el cielo y la tierra hay un espacio,
semejante a un instrumento de viento;
vacío, no se agota;
y cuanto más se vacía, mas produce.


El exceso de palabras aturde.
Vale más preservar lo interno.

Lao Tse.
Tao Te King.

Esta semana encontré una versión de este libro que leí por primera vez hace unos cuantos años. Tendría dieciocho y en plena crisis existencial este texto me fue tanto o más útil que todos los libros que leí en mi vida. Cada vez que repito la lectura de un fragmento, tanto la propia experiencia que tengo al leerlo como el significado nuevo que aparece modifican su magnitud, como si el propio libro se moldeara a sí mismo sin perder nunca su verdadera esencia.Abro el texto al azar, en una página (lo hice con varias páginas en verdad, fue prácticamente incontenible y de esa manera releí varias partes). Es mi oráculo personal.
Una de las respuestas es el fragmento que transcribo al principio de este post.

miércoles, 11 de julio de 2007

Viernes: reunión con C., mientras delineamos aspectos generales del proyecto en común y muchas ideas deshilachadas nos transportan al caos, la necesidad de elegir un eje conceptual sobre el cual empezar a trabajar, concreto simple y pequeño, con posibilidades de mutación. La idea es dejar fluír teniendo algunas fijas (finalmente, aparece algo más parecido al orden).
La primera media hora es inevitable el relato de aventuras ajenas y algunas otras coincidencias nuevas me hacen pensar que están cada vez más acotadas las posibilidades de que las personas que conozco se desconozcan entre sí.
En realidad, es una típica charla femenina (quiero decir, femeninamente nuestra). Saltamos de un tema a otro en una secuencia que parece azarosa, pero en algún lugar ordenada. Creo que solo podría explicarse con alguna prueba externa/ extrema (se me ocurre la idea de sacarles radiografías a nuestros inconscientes), que implícitamente están imbuidos de aspectos ¨femeninos¨, pero también de otros que nos pertenecen especialmente (o nosotras pertenecemos a ellos?) porque fueron originados en nuestra íntima, social y particular manera de construirnos como mujeres. Y en este punto, con C. tenemos una enorme coincidencia. De hecho, la idea es hablar de la experiencia femenina, desde un lugar que nos es todavía desconocido.
Esa misma noche, al llegar a casa decido aprovechar la soledad para servirme una copa de vino, con el caos (esta vez distensionado) de querer hacer muchas cosas (compatibles con el placer, pero incompatibles entre sí) al mismo tiempo que disfruto del vino y me relajo.
En el msn que se prende automáticamente aparece Sol y decidimos encontrarnos a tomar algo en un punto medio entre su casa y la mía, o sea, a diez cuadras de casa. Asisto a pesar de mi incipiente y solitaria pre borrachera.
Creo que primero comentamos algo acerca del blog. Por suerte cuando entramos al bar se disipa por un rato para luego reaparecer de otras maneras. En las charlas con Sol hay temas que reaparecen y se nos impregnan, en general tienen que ver con los hombres y las cosas que hacemos o no para seducir (debería haber escrito antes esta crónica porque hubo un par de frases clave que estaría bueno reproducir y ahora no las recuerdo).
Hay consejos grosos e intercambio de opiniones, hay búsqueda de soluciones y algunos chismes nuevos. Las dos charlas que tuve ese día son muy similares. Al mismo tiempo estoy muy mental, lo sé, y ese es justamente uno de los ¨temitas¨ a resolver, en general y en particular.

Sábado. Me despierto al mediodía y alimento a mi gato (enojadísimo y hambriento), escribo lo que me falta para la clase que por esta vez empieza mas temprano. Omito el almuerzo (creo que solo tomo un mate) y llego el record de tarde a mi clase. En la segunda cuadra de las seis que debo caminar cuando me bajo del bondi, tropiezo y caigo al piso, solo un raspón + susto. Unos camioneros que pasan se ríen de mí, o eso creo. Me levanto y luego de un segundo de recuperación, sigo. Salvo eso, todo bastante bien. Al salir hace un frío polar y decido volver a casa, estudiar un rato más y después ver que onda.
Me llama C. para avisarme del cumple de L., en La casona. En ese momento llama B. al celular y me avisa de una fiesta. Transmito el mensaje a C. y hacemos el enganche entre ambos lugares. En La casona presenciamos una varieté de teatro antropológico. Me impresiona el nivel de las actuaciones y los monólogos me divierten excesivamente. Salimos del bar en grupo, yo transporto un vaso de vino en la mano y hablo con la joven cumpleañera. A la altura del Abasto, hablamos de la mierda que Macri hará con Ciudad Abierta (entre tantas otras cosas) y hacemos comparaciones entre C.A. y canal á. L. me cuenta que se acordó de mí cuando vió una entrevista de Mariasch en El secreto a una chica que, según dice, se llevaría muy bien conmigo. Adivino quien es. Le digo que yo también sentí algo parecido, como una empatía fuerte. Pienso que L. también se parece a ella, por la forma de la cara y el color de los ojos.
La susodicha cuestión de ¨lo mental¨ (esta vez generalizada) volvió improvisada. El unánime comentario de cinco solteras por la masivización de chicos interesantes y lindos, nos hace delirar un poco. Esta es otra versión de la máscara, pienso. Esta vez, nocturna y hormonosa, disfraces de princesas que duran lo que dura la noche y el efecto del alcohol que acompasa el sentimiento. El grupo es muy contenedor y estamos todos juntos. Eso ayuda, sin duda.
Caras conocidas, saludos con la mano y otros más cerca que duran lo mismo que una charla telefónica y obligan a un acercamiento. La música fuerte, sino no se escucha, pero devienen miradas y sonrisas que se quedan como suspendidas en el momento.
Bailamos un poco y la fiesta se vacía: los organizadores barren, enjuagan pisos y tenemos que irnos a pesar del frío que hace por Sarmiento a las siete y algo de la mañana. Caminamos agarrados de antebrazos hasta que pasamos por otra fiesta que también llegó a su fin: el lugar está vacío y a punto de cerrar, los patrones escuchan un tango dominical y antiguoide mientras hacen relucir los mosaicos del Conventillo de Teodoro.
En la plaza, nos dividimos de a tres pares: me despido y a dormir.

Domingo. Descubro a mi gato bebiendo agua de un vaso que serví para mi uso. Me doy cuenta de que no tiene ni agua ni comida, pero deduzco que está nervioso ya que los fines de semana se la pasa comiendo y le repuse su alimento y agua varias veces. Lo upo y me ronronea. Tengo que aprender a ser madre con mi gato.
A la noche, Bar me avisa de una reunión de bloggers en un lugar a seis cuadras de casa. Es grossa B., le digo que no sé de donde saca toda esa información. Por cierto es un lugar muy lindo, una casona reciclada y nos encontramos al grupo de bloggers (la lista está en este blog). Muy buena onda general, si bien estoy algo introspectiva por algo que me pasó esa tarde (unas pendejas me quisieron robar en la calle, cosa que nunca me había pasado antes y me quedé algo miedosa). De todos modos logro abstraerme.
Llego a casa, prendo el msn y chateo con A. en inglés, hasta morirme de sueño.

Horas mas tarde, nieva.

miércoles, 4 de julio de 2007

2 relatos 2

Leo bastante de muchas cosas, o sea, de manera muy salteada. No creo que el mecanismo caótico sea bueno para la lectura.
Ahora paso a la idea del post.

1. Tarde. Entro a un bar de Rivadavia para ordenar papeles e intentar leer un rato.
Dos mesas a mi derecha, habitan dos sillas una chica y un chico de veintipocos. Parecen estar estudiando por los cuadernos y lapiceras apoyados en la mesa. Conversan.
- No puede ser que no pueda escuchar a alguien cinco minutos. Por eso quiero dejar.
- Es que me dí cuenta el otro día, cuando hablaba con alguien que no es de la carrera, de que seguir esta carrera implica que vos seas inteligente, pero cuando salís al mundo te das cuenta de que no todos son inteligentes y eso un poco te hace sentir mejor, entonces por eso seguís.
- El tema es que al final somos pocos. Y yo no sé si quiero seguir estudiando solo por que eso me hace sentir inteligente.
La conversación me cautiva, y voy escuchando de a fragmentos. Me llegan solo las palabras del chico, porque la chica habla muy bajo.
- No sé si quiero seguir con esto. Siento como que me falta algo.
No lo disfruto. Bah, en realidad sí lo disfruto, pero no sé si es porque me sale fácil o porque me gusta. No sé. Veo a los egresados y me pregunto: pero qué hace esta gente de su vida? De qué trabaja? En qué consiste todo esto¨.

Pudo haber sido una conversación sin importancia escuchada al azar, pero no.
Por lo que dice, el chico estaría cursando tercer año (todavía no logro saber cuál, porque no dan muchos indicios). Ok, yo también tuve crisis a los tres años de carrera. Y antes también, y después también. Pienso mucho en el término ¨academia¨ en todo lo que implicó e implica ahora para mí. El tema es que en un momento significó mucho, algo de formalismo y mucha responsabilidad (al fin disfrutable y portadora de una dosis importante de ¨seguridad¨), después medio azarosamente o no sé bien cómo, me fuí abriendo de esa impronta y entré a investigar por senderos mas personales, a veces autorreferenciales (qué es, sino, la apropiación del conocimiento?).
Este tema se vuelve más claro ahora, cuando releo fotocopias y apuntes viejos, mientras me doy cuenta de que mi punto de vista (el concepto que le da mi adorado M. Ponty), no es para nada el mismo que antes y hasta me alegra intentar volver al punto de vista de ese momento, mas puro quizás.
Pero no puedo dejar de sentirme, con el planteo existencial que está haciendo el chico y la madurez con la cual parece enfrentarse, un pedazo de nada perdida en el tiempo.


2. Noche. Al fin arreglo con para conocer su estudio nuevo y demás. Nunca escuché el nombre de la calle que me indica, pero según las referencias espaciales debería ser cerca.
El estudio nuevo de es justo la continuación de la calle adonde vivo.
Me gusta ese barrio, para mí es familiar. Sin ir más lejos, nací a un par de cuadras de allí.
Hablamos de cosas muy generales, detalles del caos de la mudanza. La primera impresión que tengo del departamento nuevo es buena, noto que también hay nuevo mobiliario y nuevas computadoras, todas muy high tech, muy hiper ultra tecnológico, requisito necesario para un estudio de esa índole audiovisual de la cual vive.
Me abstraigo mirando las habitaciones. El lugar me gusta más que el anterior, que es mas grande y espacialmente muy similar, pero con la segunda parte de la casa donde está la oficina y otras habitaciones más, destinadas a distintos usos. La cocina es grande y está llena de ladrillos.
En una de las habitaciones, una tele prendida en Cinecanal. Están pasando Starwars 2 en una parte que no recordaba. Nos colgamos a mirar un rato largo.
Hago un chiste acerca de diferencias en el tipo de cine que le gusta a el y el que me gusta a mi. El se fija algo de un laburo con unos renders en la pantalla de la PC.
Yo espero en el pasillo, tráfico y chocamos. Todo me resulta muy desconcentrante.
Siguen las luces prendidas y Starwars en la tele, pero no se lo quiero decir de una.
- podés apagar?
Los besos están secos, monótonos. Pienso una vez más que deberíamos dejar de vernos, aunque sea muy esporádicamente, es lo mismo que pensé la última vez que nos vimos. Al final, siempre discutimos por cosas tontas.
Esto es cualquiera. Los dos estamos así, como torpes.
En la oficina de luces prendidas, pasan algunas cosas y encima de la vieja frazada de siempre, después de un rato le digo:
- Necesito ir al baño, es un minuto nada más.
El suspira, pero todo bien. Sentarme y pensar. No me siento mal, ni triste ni nada de eso. Mas bien eso de la tristeza es una parodia de mí misma, que hago de vez en cuando.
Vuelvo y después de acostarme, dice:
- Te puedo ofrecer un té. Querés?
- Bueno.
Nos vestimos y vamos para la cocina. Me cuenta su día, le cuento el mío mientras calienta el agua para el té. Queda una factura en la mesa, tiene crema pastelera y dulce de membrillo. Le pregunto si la puedo comer y me dice que si no la comía yo la iba a tirar.
Le pregunto si quiere la mitad, me dice que sí pero al final no la come.
Le pregunto si crée que estoy gorda y me dice que no. Entonces me como lo que resta mientras tomo el té. Lo miro: está pasado de cansancio, creo. Será eso?
El está separado de su cuerpo. Yo estoy mas cerca del mío (como decía Clarice, claro).
Lo escucho, me río, le contesto. Lavo las tazas y el llama un radiotaxi.
Ya no recuerdo como fué que nos despedimos.

martes, 3 de julio de 2007

Idea

Se me ocurrió armar un ciclo y necesito (no mas de dos) coequipers en la organización. Gente que tenga algún tipo de interés o relación con el teatro, mas específicamente con el área de la dramaturgia.
Hay solamente una idea. El que quiera puede sumarse dejando su mail o escribiendo a correoluciernagaa@gmail.com

Saludos!

lunes, 2 de julio de 2007

No puedo parar de llorar y de pensar que todo lo que veo está hecho a propósito para provocarme un sutil y específico sufrimiento (en las áreas mas débiles).
Las palabras de amor, los besos y los abrazos que no me pertenecen, duelen como una estaca que se clava en el centro del pecho, ahí desde donde nace la respiración, desde donde descansa la fuente de la vida, ahí, en lo más vital y puro se clava la estaca, convirtiéndome en un fantasma congelado por el miedo.



Miedo de secarme por ausencia de caricias. Como si fuera un bosque, una selva, secarme. Incendiarme. Un muestrario/conjunción/brigada de organismos vivos en extinción. Una mujer que se muere congelada o incendiada. Es lo mismo, casi.

Esto es verdad. Yo soy verdad y estoy aprendiendo a vivir con un dolor que no entiendo y que me parece injusto, que existe en mí como una sombra y que me duele. Y así como duelo, sigo haciendo, desde el sufrimiento hago y, por Dios, hago lo que sea por ser felíz y por hacer felíz a los otros, al menos un rato. Pero dejar de llorar es algo que no puedo, quizás por eso me estoy secando.



Miedo de morir por falta de amor.

wait a minute mister postman!